Un club para aprender y querer a los aussies

Un club para aprender y querer a los aussies

Un club para aprender y querer a los aussies

Desde marzo se conformó un grupo para compartir experiencias sobre el pastor australiano ovejero. Alvin, el líder de la manada, vive en Envigado.

Alvin llegó a la vida de Elisa Angel y Andrés Martínez en mayo del año pasado. La pareja había investigado sobre los pastores australianos ovejeros (aussies) antes de encargar el suyo en un criadero de Bogotá, pero solo hasta que estuvo con ellos confirmaron que ese peludito de ojos claros era un perro sociable, con mucha energía para jugar y también obediente e inteligente.

Cuando salían a pasear, Alvin se robaba las miradas. La gente les preguntaba por la raza, porque suelen confundirla con el border collie, aunque tienen diferencias físicas y de temperamento. De hecho, Elisa y Andrés se enteraron de casos en los que cruzaban ambas razas y los perros salían albinos o sordos.

En vista del desconocimiento, decidieron conformar el Aussies Club Colombia, que se formalizó el 10 de marzo de este año. “Ellos nacen negro tricolor, rojo tricolor, azul mirlo y rojo mirlo”, explica Elisa y agrega que incluso si se cruzan mal estos colores puede haber deficiencias genéticas. “También son perros que necesitan una actividad física y mental importante. Quisimos que más gente lo supiera, también para evitar que sean abandonados más tarde“, cuenta la vecina de El Esmeraldal.

El club se conformó con algunos interesados que llegaron por la cuenta de Instagram de Alvin y también con otros perros que Elisa y Andrés conocieron en paseos. Actualmente 25 aussies forman parte del mismo.

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Su primer encuentro fue en el Parque Ecológico Los Salados, en El Retiro, donde una etóloga les enseñó sobre el comportamiento de esta raza. El segundo fue una caminata por la quebrada La Clara, en Caldas. Elisa explica que allí varios dueños que no habían tenido la experiencia de una caminata natural con sus mascotas, se dieron cuenta que salir con ellos no es solo llevarlos con una correa por la calle.

La última cita del año será este domingo 17 de noviembre con una fiesta navideña en el restaurante Pecai, donde se hará entrega del carné oficial del club. Además de este lugar, el grupo cuenta con otras marcas aliadas: una de paletería, 2 de repostería, una guardería y un spa, para consentir a los dueños.

El mayor de la manada
Rocco es de los pocos pastores australianos ovejeros que son adoptados. Camila Herrera, su dueña, cuenta que una familia lo compró en un criadero de Bogotá y luego lo puso en adopción en redes sociales, porque iba a salir del país.

Una amiga de Camila lo trajo de la capital y hace 2 años y medio pasó a ser miembro de su familia. Rocco tiene 7 años, pero según ella, “es como un niño chiquito. No es de esos perros que maduran y se ponen serios, es juguetón, muy cariñoso y todo el tiempo busca afecto”.

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Esta diseñadora dice que el club es un espacio para encontrarse con amigos y para que su perro socialice tranquilamente. Porque, por ejemplo, cuando salen al parque y se topan con un somoyedo, Camila sabe que hay pelea fija, en cambio con los aussies se lleva bien. “Es un momento en el que sabemos que no hay problemas, aunque todos somos superatentos a lo que pueda ocurrir”, cuenta ella.

Las reuniones del club también son para compartir en familia, así lo señala Laura Areiza, una médica que asiste a los encuentros con su mamá y con su perrita Danna. Ella tiene 2 años, es de color azul mirlo y también nació en un criadero en Bogotá.

Laura ya había investigado la raza 2 años antes de comprarla. Ella quería un perro inteligente, con resistencia física, amoroso y fácil de educar. Por redes sociales se enteró del club, le escribió a Elisa y asistió desde el primer encuentro.

“Quisimos unirnos para conocer más perros como Danna y también porque en el club nos educamos respecto a la raza, a sus capacidades y cuidados”, dice Laura y añade que comparten además experiencias sobre cómo llevar una sana relación con las mascotas, cómo formar un vinculo adecuado con ellas y cómo mantenerlas mentalmente estimuladas. Ella, por ejemplo, practica agility con Danna.

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De la inteligencia de los aussies también da cuenta Abril, la perrita de Alejandra Garcés y Diego Ochoa, vecinos de El Escobero. Ella también llegó desde un criadero en Bogotá, para hacerle compañía a Homero, el bernés de la montaña que ya vivía con la pareja.

“Tenemos 2 niñas chiquitas, de 2 y 3 años, y queríamos una raza confiable”, cuenta Alejandra. En la búsqueda su esposo encontró esta raza y cuando Abril llegó a la casa constataron que era una mascota encantadora, cariñosa, fiel y obediente. Claro que, como todos los cachorros, también era un “terremoto andante”.

Abril es de la misma camada de Alvin y, como sus dueñas siguieron en contacto, esta pequeña también su unió al club. Alejandra espera que al grupo lleguen más miembros y que se hagan eventos para ayudar a otros perros.

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Por Jessica Serna Sierra
jessicas@gente.com.co

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